jueves, 18 de octubre de 2007

Mi tatarabuelo putativo


Para un gato como yo no es ningún problema reconocerse como descendiente bastardo de un gato ilustre como el Mao del Perich. Creo que he heredado algunas de sus mejores (y peores) virtudes. Arriba, mi tatarabuelo sabiamente filosofando, (aunque a él no le importase un carajo).
Traducción (para quien la necesite): "¡Pobrecitos! ¡Condenados toda la vida a ver las cosas tan a ras de suelo!"

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